Alimentar el cuerpo y alimentar el alma pueden ser la misma cosa cuando se cocina con la calma, la paciencia y las ganas de disfrutar tanto de la vida como de la comida

martes, 27 de diciembre de 2011

Lubina de nochebuena

Si algo mola de las navidades en mi casa es que nos juntamos tres generaciones en la cocina. La abuela que dice lo que quiere que cocinemos (que yo ya no puedo, que estoy mayor) mi madre que hace lo que le da la gana (es que si hacemos todo lo que dice la abuela va a sobrar comida) y mi hermana y yo que nos dejamos llevar y aleccionar. Y así, con gente entrando y saliendo de la cocina, con llamadas telefónicas de última hora: tengo lechuga en casa para la ensalada, hace falta llevar algo? tengo una botellita de vino que... yo llevo una empanada de no se que... Así sale de nuestra cocina una comida rica y que, efetivamente, no sobra.
En ese caos este año recayó sobre mis hombros la responsabilidad de preparar: La Lubina. Una responsabilidad, porque las espectativas sobre lo que sale de la cocina de madre suelen ser mas que altas, pero ahí estaba yo, con mis pescaditos en un plato pesando como preparlos, y a la plancha no vale, que no son gambas (en mi casa lo de los langostinos no se estila, que la vida está mu cara).
Tirando de imaginación un poco y de conocimientos inculcados opté por algo sencillo pero muuuuuuuy rico. El resultado fue acojido con elogios, asi que lo voy a compartir:
pelamos unas patatas y las cortamos en laminas finitas, lo mismo con unas cebollas y añadimos unas tiras de pimientos. En este caso, que cocinaba para 8 personas estas fueron las cifras:
8 patatas medianas (que equivalen a 4 grandes)
2 cebollas medianas (o 1 grande)
1 pimiento muy hermoso que mamá había asado previamente... (juego con ventaja!!)
4 lubinas, que abiertas a la mitad hacen 8 filetes.
Sal al gusto y nuez moscada en cantidades industriales.
Creo que ya lo he dicho antes, pero por si acaso, la nuez moscada hay que rayarla en el momento, si la compras molida no sabe ni huele igual.
Asi que cuando tenemos todo preparado (patata y cebolla laminadas, pimiento cortado en tiras, pescado limpio) ponemos en una bandeja de horno las patatas, la cebolla y el pimiento, sazonamos y espolvoreamos con nuez moscada a discreción, colocamos encima el pescado, intentando que no quede un trozo encima de otro y repetimos la operación de la sal y la nuez moscada. Chorrito de aceite de oliva por encima y al horno. 180º una media hora, lo que mas tarda en hacerse es la patata, asi que es lo que hay que controlar para saber que está en su punto.
En mi caso el veredicto fue favorable, todo el mundo se comió lo que tenía en el plato y no sobró ni una miaja. A disfrutar!!!!

P.D: el plato no es exclusivo de nochebuena, se puede hacer en cualquier momento del año, que la lubina es un pescado no muy caro...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Patatas aconejás para compartir

Las patatas aconejás es una cosa que mi abuela cocina de toda la vida, que cuando yo era pequeña llamaba "comida de huerto", porque en verano, cuando mi abuelo se pasaba el día en el huerto cuidando que las tordas no se comieran las fresas y las cerezas, mi abuela hacía patatas aconejás y comiamos los tres en el huerto, como si estubieramos de campo...
Una cosa muy rica, muy sana y muy barata, las patatas aconejás... es que el nombre solo ya me encanta.
Y que llevan? pues ya adelanto que conejo, no. Nunca he entendido de donde viene el nombre, y seguro que si este plato se cocina en algún otro sitio de España, para nada se llamara igual. Como pasa con las patatas meneás, pero eso ya os lo cuento otro día.
Para hacer patatas aconejás necesitamos muy poquitas cosas:

- Arroz
- Patatas
- Sal
- Pimentón
- Ajo
- Aceite
- Laurel
Y nada de conejo!!

La elaboración tampoco tiene ningún misterio: Pelamos las patatas, las picamos en cuadrados finos, casi como si fueran para tortilla, y ponemos en una cazuela todo al mogollón, arroz, patatas, sal, un chorro de aceite, un diente de ajo picadito (mi abuela diría que de esto último, que no falte, ponle tres...) el pimentón, que le de color, y el laurel, que no puede faltar nunca en el puchero de la abuela. Lo tapamos de agua y tapando la cazuela con su correspondiente tapadera lo ponemos a fuego lento y que se haga despacito, como todo lo rico en esta vida.
Las patatas aconejás son para compartir, para buscar una buena compañia y un dómingo de lluvia sentarse a comer calentito y acompañado. Todo sabe mejor con buena compañia...

sábado, 10 de diciembre de 2011

Spaguetti carbonara!! o comida rápida para un sábado

Tengo la herramienta perfecta, un medidor de spaguetti. Es una plaquita metalica con cuatro orificios cada uno de ellos tiene un número (1, 2, 3 y 4) y sirve para medir la cantidad de pasta que tienes que cocer dependiendo del número de comensales. Y es que encender la báscula cada vez que voy a cocinar pasta... no me gusta. Y es que normalmente, por no quedarme corta, siempre pongo de más, y al final, o sobra (cosa que me da mucha rabia) o me pongo a comer como una cerda...
Esta mañana me he levantado tarde, he ido a hacer la compra que ya venía demorando mas de una semana y cuando he llegado a casa tenía tanta hambre... Asi que algo rápido y rico: spaguetti carbonara. La receta me la perfeccionó un ex, aunque en realidad es de esas cosas que cocinas sin seguir jamás una receta, si mas bien aprovechando lo que tienes mas a mano.
Asi que me preparo, y os cuento:
picamos una cebollita, no muy grande, y dejamos que se haga poquito a poco en sartén, que poche, luego le añadimos bacon en tiritas y todo lo que encotremos, se le puede poner una loncha de jamón york, de pavo... aunque lo que mejor le va, por supuesto, es el jamón serrano, en trocitos pequeños y finitos. Dejamos que todo suelte sabor y le añadimos nata liquida para cocinar (para mi gusto, la que queda mas cremosa es la de mercadona), si es solo para una persona con medio brick es suficiente. Sal, pimienta y, si tenemos, un poquito de nuez moscada, a poder ser recien rallada. Aunque parezca lo mismo comprarla molida que rallarla en el momento, no lo es (al igual que la pimienta) ya que aromatiza mucho mas los platos y da un sabor mas intenso.
Lo que mas me gusta es añadir en la salsa, justo antes de apagar el fuego, el queso mozarela rallado. En el último punto de cocción, y dejar que se funda con la salsa.
Por último solo hay que escurrir los spaguetti (que cocemos en agua con sal y un poquito de aceite, o incluso mantequilla durante unos 12 minútos) y añadir la salsa carbonara.
A disfrutar!!

jueves, 8 de diciembre de 2011

Senderuelas y otros hongos

En pleno otoño salmantino me adentro en los pinares de la sierra en busca de setas comestibles que cocinar. Virgen en lo que a hongos se refiere, acabo encontrando unos parasoles enormes, cuatro, que servirán de cena en algún momento de la semana. Por otro lado, solo un par de horas mas tarde, caen en mis manos unas senderuelas frescas. Como ya he dicho, sin conocimientos micológicos culinarios previos, me lanzo a la cocina primero con las senderuelas y mas tarde con los parasoles.
Para disfrutar de unas ricas senderuelas sin matar ese sabor tan caracterísico:
Una cebolla que picaremos y pocharemos muy lentamente en una sartén grande.
Jamón, a mejor calidad de jamón mejor sabor, yo uso el de la casa, ese que curamos durante meses, en ocasiones incluso años, en la casa del pueblo. Vuelvo al jamón, picadito, dejándole el tocino, que luego se fundirá con la cebolla y le dará ese buen gustito de comida de casa. Por último añadiremos las setas, limpias y picadas (no mucho, las senderuelas son una especie pequeñita) y las dejaremos un ratito en la sartén, que suelten todo el agua, que se empapen de sabor. Que llenen la cocina de ese olor a tierra y a lluvia, a vida.
No necesitan mucho mas, ni sal (la del jamón suele ser suficiente), ni especias (las senderuelas son muy sabrosas).
Si pasamos al capítulo de los parasoles quizás necesitemos darle un poco mas de sabor machando un par de dientes de ajos con un poquito de aceite de oliva y añadiéndolos a la mezcla de cebolla, jamón y setas.
Si contamos con un pan especiado, de tomate, con nueces... unas rebanadas tostadas acompañan muy bien a las setas. Ni que decir tiene que, como todo en esta vida, cuanto mas tiempo lo dejemos, cuanto mas lenta sea la cocción, mas y mejor sabor tendrá el resultado final.
Y como bien dije, de una tarde recogiendo setas surgió la idea de este blog, asi que...
That if you want rice, Catherine!!!