Tengo un amigo que dice que tengo un don. Y es que ve, con su plato lleno de servilletas desde el segundo bocado a su kebab, que yo no uso ni una sola hasta que termino, y por limpiarme un poquito los berretes nada mas (berrete también existe!! http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=berrete).
Y a mi que esto de hacer sandwich se me da bien, ando siempre detrás de la receta que se me resista incluso a mi... Bien, pues hoy lo he conseguido!!
Pan de 5 semillas, del de el mercadona, se tuesta un poquito y se unta con mahonesa, luego lechuga muy picadita, en juliana, y se le pone otro poquito de mahonesa encima. Un queso de burgos, de los pequeñitos, cortado en laminas y puesto por encima de la lechuga, y por último pechuga de pavo en lonchas. A ver quién es el listo que no se pone fino...
Además está superbueno, y como cena fresquita en este calor torrido que nos ataca es estupenda!!
Buen provecho!!
If you want rice, Catherine
Alimentar el cuerpo y alimentar el alma pueden ser la misma cosa cuando se cocina con la calma, la paciencia y las ganas de disfrutar tanto de la vida como de la comida
martes, 5 de junio de 2012
jueves, 19 de abril de 2012
tardes de relax y cocina
Después de mas de dos meses de ausencia, de un tiempo sin tiempo para mi ni para nada (ni nadie), mi compañera de piso me pide que retome nuestro pacto de cocina y limpieza, a entender, yo cocino para las dos y ella limpia mis desaguisados (existe esta palabra: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=desaguisado)
Así que esta semana me he dedicado en cuerpo y alma a mi gran pasión y cogiendo un poquito de aquí y otro de allá me saqué de la manga menú para varios días con las poquitas cosas que quedaban en nuestra ya raquítica nevera, pues la crisis y un par de semanas de pocas ganas y abandono de lo que vienen siendo las obligaciones del hogar, siguen retrasando la compra del mes... y ya es día 19.
Me armé de cazuelas y restos hallados en la despensa. De tarros de conserva gentileza de madre. Y, con la constante compañía de mi gata sentada en la cocina, preparé los guisos mas variopintos que se me ocurrieron.
Empezando por picar pimientos, patatas, cebolla y zanahoria para unas riquísimas lentejas que se hicieron a fuego lento durante mas de una hora, siguiendo por la merluza que se cocinó sola en el horno solo con un poco de aceite, sal y nuez moscada. Y como había excedente de hojaldre en la nevera... Tarta de manzana y hojaldres rellenos de mermeladas varias que fui encontrando en los estantes huérfanos.
Lo del hojaldre no tiene ningún misterio, se extiende la masa con un rodillo y le pones por encima todo lo que se te ocurra. En este caso, con un vaso de leche, dos cucharadas de azúcar y medio sobre de flan saqué algo parecido a una crema pastelera que extendí encima del hojaldre, pelé una manzana (fuji, de las que sobraron del entrenamiento del viernes) y haciendo rodajitas lo mas finas posibles las fui colocando hasta cubrir toda la superficie de la tarta. Un poquito de glasa (poquita agua y mucho azúcar disuelto) extendida con una brocha (que si es de silicona mejor que mejor) sobre los bordes de hojaldre y la manzana, hizo el resto. Al horno 15 minútos a 200ºC y listo!!
Como todavía me quedaba hojaldre corte la masa en cuadrados de unos 10cm y fui poniendo mermelada en ellos (uva espina, mora, frambuesa...) hice rollitos y los bañé también en glasa, hale! el postre está listo.
El viernes pasado hice una pizza enorme, de esas que me caracterizan, con motivo de la visita de un amigo, y por la noche me encontré, a la 1 de la mañana, haciendo una empanada para mis improvisados pernoctantes (media docena de ninjas en un salón...)
Así que no abandono la cocina, solo es que no le hago mucho caso al blog...
Así que esta semana me he dedicado en cuerpo y alma a mi gran pasión y cogiendo un poquito de aquí y otro de allá me saqué de la manga menú para varios días con las poquitas cosas que quedaban en nuestra ya raquítica nevera, pues la crisis y un par de semanas de pocas ganas y abandono de lo que vienen siendo las obligaciones del hogar, siguen retrasando la compra del mes... y ya es día 19.
Me armé de cazuelas y restos hallados en la despensa. De tarros de conserva gentileza de madre. Y, con la constante compañía de mi gata sentada en la cocina, preparé los guisos mas variopintos que se me ocurrieron.
Empezando por picar pimientos, patatas, cebolla y zanahoria para unas riquísimas lentejas que se hicieron a fuego lento durante mas de una hora, siguiendo por la merluza que se cocinó sola en el horno solo con un poco de aceite, sal y nuez moscada. Y como había excedente de hojaldre en la nevera... Tarta de manzana y hojaldres rellenos de mermeladas varias que fui encontrando en los estantes huérfanos.
Lo del hojaldre no tiene ningún misterio, se extiende la masa con un rodillo y le pones por encima todo lo que se te ocurra. En este caso, con un vaso de leche, dos cucharadas de azúcar y medio sobre de flan saqué algo parecido a una crema pastelera que extendí encima del hojaldre, pelé una manzana (fuji, de las que sobraron del entrenamiento del viernes) y haciendo rodajitas lo mas finas posibles las fui colocando hasta cubrir toda la superficie de la tarta. Un poquito de glasa (poquita agua y mucho azúcar disuelto) extendida con una brocha (que si es de silicona mejor que mejor) sobre los bordes de hojaldre y la manzana, hizo el resto. Al horno 15 minútos a 200ºC y listo!!
Como todavía me quedaba hojaldre corte la masa en cuadrados de unos 10cm y fui poniendo mermelada en ellos (uva espina, mora, frambuesa...) hice rollitos y los bañé también en glasa, hale! el postre está listo.
El viernes pasado hice una pizza enorme, de esas que me caracterizan, con motivo de la visita de un amigo, y por la noche me encontré, a la 1 de la mañana, haciendo una empanada para mis improvisados pernoctantes (media docena de ninjas en un salón...)
Así que no abandono la cocina, solo es que no le hago mucho caso al blog...
viernes, 20 de enero de 2012
Cena para vegetarianos
Tengo un amigo vegetariano, se que no es un merito, es mas bien una putada cuando le invitas a cenar. Por que claro, a una, que es de una tierra de carnaza sangrante en el plato cada día, le cuesta despejar esa incognita en la ecuación del menú.
Pero una vez mas, tirando de tarros de mamá (la gente normal lo llaman conservas, creo) y con un poquito de imaginación, saqué adelante la cena. Y en verdad es que es muy sencillo, si te paras a pensar un momento, crear una cena sin carne ni pescado.
De primero: revuelto de esparragos trigueros.
Qué necesitamos: Huevos (2 por persona), un puñadito de esparragos trigueros cortaditos en trozos de unos 3 cm, un chorrito de nata liquida, sal y nuez moscada o pimienta... ya he expresado en mas de una ocasión mi gusto por la nuez moscada, verdad?
Batimos bien los huevos, añadimos todo lo demás y en una sartén lo dejamos que se haga a fuego lento sin dejar de remover con una cuchara de madera hasta que el huevo queda cuajado.
Podemos hacer una ensalada de rúcula, tomate y queso de burgos, si además le añadimos nueces ya... y que no falte el vinagre de modena.
Un poco a modo de postre puse encima de la mesa pan tostado, queso de untar, y una de esas delicias de madre: pimiento caramelizado.
Conclusión, cena redonda en un momento y totalmente apta para ovolactovegetarianos!!
Pero una vez mas, tirando de tarros de mamá (la gente normal lo llaman conservas, creo) y con un poquito de imaginación, saqué adelante la cena. Y en verdad es que es muy sencillo, si te paras a pensar un momento, crear una cena sin carne ni pescado.
De primero: revuelto de esparragos trigueros.
Qué necesitamos: Huevos (2 por persona), un puñadito de esparragos trigueros cortaditos en trozos de unos 3 cm, un chorrito de nata liquida, sal y nuez moscada o pimienta... ya he expresado en mas de una ocasión mi gusto por la nuez moscada, verdad?
Batimos bien los huevos, añadimos todo lo demás y en una sartén lo dejamos que se haga a fuego lento sin dejar de remover con una cuchara de madera hasta que el huevo queda cuajado.
Podemos hacer una ensalada de rúcula, tomate y queso de burgos, si además le añadimos nueces ya... y que no falte el vinagre de modena.
Un poco a modo de postre puse encima de la mesa pan tostado, queso de untar, y una de esas delicias de madre: pimiento caramelizado.
Conclusión, cena redonda en un momento y totalmente apta para ovolactovegetarianos!!
martes, 27 de diciembre de 2011
Lubina de nochebuena
Si algo mola de las navidades en mi casa es que nos juntamos tres generaciones en la cocina. La abuela que dice lo que quiere que cocinemos (que yo ya no puedo, que estoy mayor) mi madre que hace lo que le da la gana (es que si hacemos todo lo que dice la abuela va a sobrar comida) y mi hermana y yo que nos dejamos llevar y aleccionar. Y así, con gente entrando y saliendo de la cocina, con llamadas telefónicas de última hora: tengo lechuga en casa para la ensalada, hace falta llevar algo? tengo una botellita de vino que... yo llevo una empanada de no se que... Así sale de nuestra cocina una comida rica y que, efetivamente, no sobra.
En ese caos este año recayó sobre mis hombros la responsabilidad de preparar: La Lubina. Una responsabilidad, porque las espectativas sobre lo que sale de la cocina de madre suelen ser mas que altas, pero ahí estaba yo, con mis pescaditos en un plato pesando como preparlos, y a la plancha no vale, que no son gambas (en mi casa lo de los langostinos no se estila, que la vida está mu cara).
Tirando de imaginación un poco y de conocimientos inculcados opté por algo sencillo pero muuuuuuuy rico. El resultado fue acojido con elogios, asi que lo voy a compartir:
pelamos unas patatas y las cortamos en laminas finitas, lo mismo con unas cebollas y añadimos unas tiras de pimientos. En este caso, que cocinaba para 8 personas estas fueron las cifras:
8 patatas medianas (que equivalen a 4 grandes)
2 cebollas medianas (o 1 grande)
1 pimiento muy hermoso que mamá había asado previamente... (juego con ventaja!!)
4 lubinas, que abiertas a la mitad hacen 8 filetes.
Sal al gusto y nuez moscada en cantidades industriales.
Creo que ya lo he dicho antes, pero por si acaso, la nuez moscada hay que rayarla en el momento, si la compras molida no sabe ni huele igual.
Asi que cuando tenemos todo preparado (patata y cebolla laminadas, pimiento cortado en tiras, pescado limpio) ponemos en una bandeja de horno las patatas, la cebolla y el pimiento, sazonamos y espolvoreamos con nuez moscada a discreción, colocamos encima el pescado, intentando que no quede un trozo encima de otro y repetimos la operación de la sal y la nuez moscada. Chorrito de aceite de oliva por encima y al horno. 180º una media hora, lo que mas tarda en hacerse es la patata, asi que es lo que hay que controlar para saber que está en su punto.
En mi caso el veredicto fue favorable, todo el mundo se comió lo que tenía en el plato y no sobró ni una miaja. A disfrutar!!!!
P.D: el plato no es exclusivo de nochebuena, se puede hacer en cualquier momento del año, que la lubina es un pescado no muy caro...
En ese caos este año recayó sobre mis hombros la responsabilidad de preparar: La Lubina. Una responsabilidad, porque las espectativas sobre lo que sale de la cocina de madre suelen ser mas que altas, pero ahí estaba yo, con mis pescaditos en un plato pesando como preparlos, y a la plancha no vale, que no son gambas (en mi casa lo de los langostinos no se estila, que la vida está mu cara).
Tirando de imaginación un poco y de conocimientos inculcados opté por algo sencillo pero muuuuuuuy rico. El resultado fue acojido con elogios, asi que lo voy a compartir:
pelamos unas patatas y las cortamos en laminas finitas, lo mismo con unas cebollas y añadimos unas tiras de pimientos. En este caso, que cocinaba para 8 personas estas fueron las cifras:
8 patatas medianas (que equivalen a 4 grandes)
2 cebollas medianas (o 1 grande)
1 pimiento muy hermoso que mamá había asado previamente... (juego con ventaja!!)
4 lubinas, que abiertas a la mitad hacen 8 filetes.
Sal al gusto y nuez moscada en cantidades industriales.
Creo que ya lo he dicho antes, pero por si acaso, la nuez moscada hay que rayarla en el momento, si la compras molida no sabe ni huele igual.
Asi que cuando tenemos todo preparado (patata y cebolla laminadas, pimiento cortado en tiras, pescado limpio) ponemos en una bandeja de horno las patatas, la cebolla y el pimiento, sazonamos y espolvoreamos con nuez moscada a discreción, colocamos encima el pescado, intentando que no quede un trozo encima de otro y repetimos la operación de la sal y la nuez moscada. Chorrito de aceite de oliva por encima y al horno. 180º una media hora, lo que mas tarda en hacerse es la patata, asi que es lo que hay que controlar para saber que está en su punto.
En mi caso el veredicto fue favorable, todo el mundo se comió lo que tenía en el plato y no sobró ni una miaja. A disfrutar!!!!
P.D: el plato no es exclusivo de nochebuena, se puede hacer en cualquier momento del año, que la lubina es un pescado no muy caro...
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Patatas aconejás para compartir
Las patatas aconejás es una cosa que mi abuela cocina de toda la vida, que cuando yo era pequeña llamaba "comida de huerto", porque en verano, cuando mi abuelo se pasaba el día en el huerto cuidando que las tordas no se comieran las fresas y las cerezas, mi abuela hacía patatas aconejás y comiamos los tres en el huerto, como si estubieramos de campo...
Una cosa muy rica, muy sana y muy barata, las patatas aconejás... es que el nombre solo ya me encanta.
Y que llevan? pues ya adelanto que conejo, no. Nunca he entendido de donde viene el nombre, y seguro que si este plato se cocina en algún otro sitio de España, para nada se llamara igual. Como pasa con las patatas meneás, pero eso ya os lo cuento otro día.
Para hacer patatas aconejás necesitamos muy poquitas cosas:
- Arroz
- Patatas
- Sal
- Pimentón
- Ajo
- Aceite
- Laurel
Y nada de conejo!!
La elaboración tampoco tiene ningún misterio: Pelamos las patatas, las picamos en cuadrados finos, casi como si fueran para tortilla, y ponemos en una cazuela todo al mogollón, arroz, patatas, sal, un chorro de aceite, un diente de ajo picadito (mi abuela diría que de esto último, que no falte, ponle tres...) el pimentón, que le de color, y el laurel, que no puede faltar nunca en el puchero de la abuela. Lo tapamos de agua y tapando la cazuela con su correspondiente tapadera lo ponemos a fuego lento y que se haga despacito, como todo lo rico en esta vida.
Las patatas aconejás son para compartir, para buscar una buena compañia y un dómingo de lluvia sentarse a comer calentito y acompañado. Todo sabe mejor con buena compañia...
Una cosa muy rica, muy sana y muy barata, las patatas aconejás... es que el nombre solo ya me encanta.
Y que llevan? pues ya adelanto que conejo, no. Nunca he entendido de donde viene el nombre, y seguro que si este plato se cocina en algún otro sitio de España, para nada se llamara igual. Como pasa con las patatas meneás, pero eso ya os lo cuento otro día.
Para hacer patatas aconejás necesitamos muy poquitas cosas:
- Arroz
- Patatas
- Sal
- Pimentón
- Ajo
- Aceite
- Laurel
Y nada de conejo!!
La elaboración tampoco tiene ningún misterio: Pelamos las patatas, las picamos en cuadrados finos, casi como si fueran para tortilla, y ponemos en una cazuela todo al mogollón, arroz, patatas, sal, un chorro de aceite, un diente de ajo picadito (mi abuela diría que de esto último, que no falte, ponle tres...) el pimentón, que le de color, y el laurel, que no puede faltar nunca en el puchero de la abuela. Lo tapamos de agua y tapando la cazuela con su correspondiente tapadera lo ponemos a fuego lento y que se haga despacito, como todo lo rico en esta vida.
Las patatas aconejás son para compartir, para buscar una buena compañia y un dómingo de lluvia sentarse a comer calentito y acompañado. Todo sabe mejor con buena compañia...
sábado, 10 de diciembre de 2011
Spaguetti carbonara!! o comida rápida para un sábado
Tengo la herramienta perfecta, un medidor de spaguetti. Es una plaquita metalica con cuatro orificios cada uno de ellos tiene un número (1, 2, 3 y 4) y sirve para medir la cantidad de pasta que tienes que cocer dependiendo del número de comensales. Y es que encender la báscula cada vez que voy a cocinar pasta... no me gusta. Y es que normalmente, por no quedarme corta, siempre pongo de más, y al final, o sobra (cosa que me da mucha rabia) o me pongo a comer como una cerda...
Esta mañana me he levantado tarde, he ido a hacer la compra que ya venía demorando mas de una semana y cuando he llegado a casa tenía tanta hambre... Asi que algo rápido y rico: spaguetti carbonara. La receta me la perfeccionó un ex, aunque en realidad es de esas cosas que cocinas sin seguir jamás una receta, si mas bien aprovechando lo que tienes mas a mano.
Asi que me preparo, y os cuento:
picamos una cebollita, no muy grande, y dejamos que se haga poquito a poco en sartén, que poche, luego le añadimos bacon en tiritas y todo lo que encotremos, se le puede poner una loncha de jamón york, de pavo... aunque lo que mejor le va, por supuesto, es el jamón serrano, en trocitos pequeños y finitos. Dejamos que todo suelte sabor y le añadimos nata liquida para cocinar (para mi gusto, la que queda mas cremosa es la de mercadona), si es solo para una persona con medio brick es suficiente. Sal, pimienta y, si tenemos, un poquito de nuez moscada, a poder ser recien rallada. Aunque parezca lo mismo comprarla molida que rallarla en el momento, no lo es (al igual que la pimienta) ya que aromatiza mucho mas los platos y da un sabor mas intenso.
Lo que mas me gusta es añadir en la salsa, justo antes de apagar el fuego, el queso mozarela rallado. En el último punto de cocción, y dejar que se funda con la salsa.
Por último solo hay que escurrir los spaguetti (que cocemos en agua con sal y un poquito de aceite, o incluso mantequilla durante unos 12 minútos) y añadir la salsa carbonara.
A disfrutar!!
jueves, 8 de diciembre de 2011
Senderuelas y otros hongos
En pleno otoño salmantino me adentro en los pinares de la sierra en busca de setas comestibles que cocinar. Virgen en lo que a hongos se refiere, acabo encontrando unos parasoles enormes, cuatro, que servirán de cena en algún momento de la semana. Por otro lado, solo un par de horas mas tarde, caen en mis manos unas senderuelas frescas. Como ya he dicho, sin conocimientos micológicos culinarios previos, me lanzo a la cocina primero con las senderuelas y mas tarde con los parasoles.
Para disfrutar de unas ricas senderuelas sin matar ese sabor tan caracterísico:
Una cebolla que picaremos y pocharemos muy lentamente en una sartén grande.
Jamón, a mejor calidad de jamón mejor sabor, yo uso el de la casa, ese que curamos durante meses, en ocasiones incluso años, en la casa del pueblo. Vuelvo al jamón, picadito, dejándole el tocino, que luego se fundirá con la cebolla y le dará ese buen gustito de comida de casa. Por último añadiremos las setas, limpias y picadas (no mucho, las senderuelas son una especie pequeñita) y las dejaremos un ratito en la sartén, que suelten todo el agua, que se empapen de sabor. Que llenen la cocina de ese olor a tierra y a lluvia, a vida.
No necesitan mucho mas, ni sal (la del jamón suele ser suficiente), ni especias (las senderuelas son muy sabrosas).
Si pasamos al capítulo de los parasoles quizás necesitemos darle un poco mas de sabor machando un par de dientes de ajos con un poquito de aceite de oliva y añadiéndolos a la mezcla de cebolla, jamón y setas.
Si contamos con un pan especiado, de tomate, con nueces... unas rebanadas tostadas acompañan muy bien a las setas. Ni que decir tiene que, como todo en esta vida, cuanto mas tiempo lo dejemos, cuanto mas lenta sea la cocción, mas y mejor sabor tendrá el resultado final.
Y como bien dije, de una tarde recogiendo setas surgió la idea de este blog, asi que...
That if you want rice, Catherine!!!
Para disfrutar de unas ricas senderuelas sin matar ese sabor tan caracterísico:
Una cebolla que picaremos y pocharemos muy lentamente en una sartén grande.
Jamón, a mejor calidad de jamón mejor sabor, yo uso el de la casa, ese que curamos durante meses, en ocasiones incluso años, en la casa del pueblo. Vuelvo al jamón, picadito, dejándole el tocino, que luego se fundirá con la cebolla y le dará ese buen gustito de comida de casa. Por último añadiremos las setas, limpias y picadas (no mucho, las senderuelas son una especie pequeñita) y las dejaremos un ratito en la sartén, que suelten todo el agua, que se empapen de sabor. Que llenen la cocina de ese olor a tierra y a lluvia, a vida.
No necesitan mucho mas, ni sal (la del jamón suele ser suficiente), ni especias (las senderuelas son muy sabrosas).
Si pasamos al capítulo de los parasoles quizás necesitemos darle un poco mas de sabor machando un par de dientes de ajos con un poquito de aceite de oliva y añadiéndolos a la mezcla de cebolla, jamón y setas.
Si contamos con un pan especiado, de tomate, con nueces... unas rebanadas tostadas acompañan muy bien a las setas. Ni que decir tiene que, como todo en esta vida, cuanto mas tiempo lo dejemos, cuanto mas lenta sea la cocción, mas y mejor sabor tendrá el resultado final.
Y como bien dije, de una tarde recogiendo setas surgió la idea de este blog, asi que...
That if you want rice, Catherine!!!
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