Alimentar el cuerpo y alimentar el alma pueden ser la misma cosa cuando se cocina con la calma, la paciencia y las ganas de disfrutar tanto de la vida como de la comida

jueves, 19 de abril de 2012

tardes de relax y cocina

Después de mas de dos meses de ausencia, de un tiempo sin tiempo para mi ni para nada (ni nadie), mi compañera de piso me pide que retome nuestro pacto de cocina y limpieza, a entender, yo cocino para las dos y ella limpia mis desaguisados (existe esta palabra: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=desaguisado)
Así que esta semana me he dedicado en cuerpo y alma a mi gran pasión y cogiendo un poquito de aquí y otro de allá me saqué de la manga menú para varios días con las poquitas cosas que quedaban en nuestra ya raquítica nevera, pues la crisis y un par de semanas de pocas ganas y abandono de lo que vienen siendo las obligaciones del hogar, siguen retrasando la compra del mes... y ya es día 19.
Me armé de cazuelas y restos hallados en la despensa. De tarros de conserva gentileza de madre. Y, con la constante compañía de mi gata sentada en la cocina, preparé los guisos mas variopintos que se me ocurrieron.
Empezando por picar pimientos, patatas, cebolla y zanahoria para unas riquísimas lentejas que se hicieron a fuego lento durante mas de una hora, siguiendo por la merluza que se cocinó sola en el horno solo con un poco de aceite, sal y nuez moscada. Y como había excedente de hojaldre en la nevera... Tarta de manzana y hojaldres rellenos de mermeladas varias que fui encontrando en los estantes huérfanos.
Lo del hojaldre no tiene ningún misterio, se extiende la masa con un rodillo y le pones por encima todo lo que se te ocurra. En este caso, con un vaso de leche, dos cucharadas de azúcar y medio sobre de flan saqué algo parecido a una crema pastelera que extendí encima del hojaldre, pelé una manzana (fuji, de las que sobraron del entrenamiento del viernes) y haciendo rodajitas lo mas finas posibles las fui colocando hasta cubrir toda la superficie de la tarta. Un poquito de glasa (poquita agua y mucho azúcar disuelto) extendida con una brocha (que si es de silicona mejor que mejor) sobre los bordes de hojaldre y la manzana, hizo el resto. Al horno 15 minútos a 200ºC y listo!!
Como todavía me quedaba hojaldre corte la masa en cuadrados de unos 10cm y fui poniendo mermelada en ellos (uva espina, mora, frambuesa...) hice rollitos y los bañé también en glasa, hale! el postre está listo.
El viernes pasado hice una pizza enorme, de esas que me caracterizan, con motivo de la visita de un amigo, y por la noche me encontré, a la 1 de la mañana, haciendo una empanada para mis improvisados pernoctantes (media docena de ninjas en un salón...)




Así que no abandono la cocina, solo es que no le hago mucho caso al blog...

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